miércoles, 7 de septiembre de 2011

Visita a las minas de Almadén



Hace un par de semanas tuve la oportunidad de realizar un descubrimiento inesperado y mira que he pasado unas pocas veces por allí y no caí en la cuenta de lo que tenía por debajo de mis pies. Hace pocos años han acondicionado parte de las minas de Almadén como Parque Minero. Solamente el viaje hasta allí merece la pena, en pocos lugares se pueden ver tantos montes, ríos y dehesas en tan buen estado de conservación.
Almadén es, literalmente en árabe, la mina. Toda la ciudad, asentada en una pequeña cordillera, descansa sobre la mina. Es una de las minas más antiguas del planeta, si no la que más. Viene a tener unos 720m de profundidad, es decir, casi se mete 200m por debajo del nivel del mar, aunque los niveles inferiores se van inundando. Posee las mayores reservas de mercurio del planeta. Pero ahora este mineral está prácticamente prohibido y por eso se han cerrado las minas.




En un estudio de su vida y evolución se puede ver claramente la historia de la vida y evolución de lo que hemos dado en llamar España, con toda su grandeza y, por supuesto, todas sus miserias que en este caso muestran uno de los lados más tenebrosos de nuestra historia, la de la esclavitud y la de los forzados. Si bien la historia de los segundos está ampliamente documentada (existe un larguísimo túnel que une la Cárcel de Forzados con la mina) e incluso novelada, pero la de los esclavos, mayormente africanos es menos conocida. La mina fue de los Fugger (fúcares), quienes impusieron ambas vergüenzas y también de los Rothschild. Uno de los horrores de la mina era la enfermedad del mercurio, la hidrargia que atacaba de manera degenerativa el sistema nervioso dando lugar a los “azogados” o “modorros” como los llamaban en Almadén, cuyo síntoma clásico era el temblor o “baile de San Vito”. A partir de la llegada del martillo neumático también se extendió la silicosis.




            Con la debacle de la minería nacional, la mayoría de las minas han cerrado, con fondos europeos se ha invertido algo para paliar tanto desastre, en varios casos el dinero se ha invertido en preservar y mostrar el magnífico patrimonio cultural que ha significado la minería. En esta región a caballo entre Extremadura, Castilla y Andalucía, la minería fue muy importante, por la riqueza de su subsuelo y por la escasa aptitud de sus terrenos para la agricultura.




Estamos en los suelos más viejos de la península, donde aparece lo más antiguo del, ya de por sí antiguo, zócalo hercínico ibérico. Las riquezas minerales ya están demasiado explotadas por muchos siglos y civilizaciones. A partir de primeros del siglo XX fueron claudicando las pequeñas y abundantes minas de galena argentífera del norte de Andalucía, Valle de Alcudia y oeste de Ciudad Real, al igual que las minas más famosas de la región tras Almadén, las minas del Horcajo, en Sierra Morena,con muestras de su riqueza mineralógica (cristalográfica), en los principales museos del mundo. En la segunda mitad del siglo XX desapareció la minería del plomo en torno a Linares (Jaén) y luego, la minería subterránea del carbón en Puertollano, para dejar sólo a un puñado de trabajadores en gigantescos boquetes a cielo abierto para alimentar unas térmicas con alguna rentabilidad social y una negativa rentabilidad ecológica.



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            El cinabrio es el mineral del que se extrae el mercurio o azogue. Recuerdo que hace muchos años aprendí que se distinguía bien de otros minerales porque al frotarlo contra algo duro, mojaba y pintaba esa superficie. Pues bien, en el río Montoro, en el este del valle de Alcudia (el extremo oeste son las sierras de Almadén), a unos 75km de Almadén, curioseando por el lecho del pantano de Montoro en aguas bajas, vi unos cantos rodados rojinegros que comprobé que pintaban perfectamente en un tono rojo oscuro, pensé que era cinabrio, pero, (gracias a la corrección de Ángel Hernández Sobrino), acabo de saber que se trata de hematites -óxido de hierro- muy usado en las numerosas pinturas rupestres de la zona.




 Una curiosidad del comercio del cinabrio es que los romanos hicieron un gran mercado del cinabrio como colorante, para conseguir ese, tan buscado y cotizado, rojo digno de la aristocracia de los países del Mediterráneo, el “bermellón”. Les importó poco o nada el mercurio y si sería o no venenoso ese colorante. La historia del cinabrio cambió con los árabes que hicieron del mercurio la piedra angular de la alquimia, y a partir de ellos, ese metal queda ligado a la historia del capitalismo más salvaje y a su empleo para amalgamar oro o plata. Hasta tiempos demasiado recientes los mineros no tuvieron unas condiciones laborales pasablemente  dignas. Un grupo de los últimos mineros de Almadén son quienes hoy muestran la mina.




            La visita a la mina comienza por ponerse un casco. Se ha de ir preparado con calzado adecuado y ropa ajustada a los 15ºC del interior. Se desciende en la jaula-ascensor, se da un amplio recorrido por galerías más y menos antiguas, viendo las diferentes técnicas usadas en cada época, aderezado con interesantes explicaciones de los mineros-guías. Debo reconocer públicamente la preparación y magnífico trato por su parte.



Destaca dentro de la mina, por su belleza y dimensiones me impresionó el baritel, un gran recinto prismático-piramidal, en el que va alojado un inmenso malacate (noria horizontal que mediante tracción animal, conectaba con un torno para elevar las cargas de mineral). Una auténtica joya de la arqueología industrial, por lo que también merece la pena acercarse a ver el baritel de la cercana e igualmente minera Almadenejos, solo que aquí se encuentra en la superficie, pudiéndose apreciar la belleza y originalidad de su construcción exterior. Cerca de un cruce de varias galerías se encuentra la Virgen de la Mina que parece que no ha sido afectada por la reconversión del sector minero.



Conozco el Museo de la Minería de la localidad asturiana de El Entrego, cerca del famoso pozo Maria Luisa. Me gustó y, es uno de los museos más visitados de España, pero no dudaría en elegir Almadén para recomendar su visita. El asturiano después de esto huele a farsa., no es una mina, está al lado de minas de verdad, pero es una instalación y tiene ese aire aséptico y despersonalizado que caracteriza a los museos o instalaciones de reciente creación y demasiado presupuesto.
Recomiendo por lo apasionante que puede llegar a ser, el profundizar en temas como el de la esclavitud, el de los forzados (a veces gitanos por el mero hecho de serlo), el debate sobre la continuidad de la explotación del mercurio, el tema de los desastres humanitarios (causadas por la avaricia) provocados por los derivados del mercurio, el de la historia económica de los convenios Corona-Banqueros alemanes o genoveses y sus repercusiones en las arcas nacionales, el uso y mantenimiento de la gran dehesa de Castilserás como bien patrimonial....etcétera, etcétera, etcétera.



La visita se puede completar en el propio Almadén viendo el museado Real Hospital de Mineros de San Rafael, la primera Escuela de Minas de España y, seas taurino o anti, la original plaza de toros merece la pena, las ruinas de Sisapo, etc. No debemos olvidar que posiblemente estemos en la naturaleza mejor conservada de España,. No exagero,  hasta hace muy pocos años en las magníficas sierras cercanas había lobos, si es que no queda alguno, en breve haré una entrada respecto a esta inmensa región, bastante privada, cinegética y latifundista, pero llena de grandes valores naturales cuyo auténtico valor reside en la inmensidad de su tamaño.




Baste de muestra este dato: estamos en la mayor reserva de agua de toda Europa, en un cálculo sin tener en cuenta los pequeños pantanos, cauces fluviales y balsas, la cantidad de agua superficial localizada aquí al oeste de Almadén es de 7.500 Hm3. El mayor pantano de los muchos que abastecen a Madrid, El Atazar sólo alcanza a 426 Hm3.
Salud y campo

1 comentario:

  1. Ángel Hernández Sobrino10 de septiembre de 2011, 2:49

    Apreciado Enrique:
    Magníficas fotografías de Almadén y su Parque Minero. En cuanto al mineral de los cantos rodados del embalse de Montoro, que citas en tu texto, es hematites (óxido de hierro) y no cinabrio. La hematites, que pinta de color rojo oscuro, es el mineral utilizado en las pinturas rupestres de todo el arco mediterráneo. Por el contrario, nunca se ha demostrado el uso de bermellón (cinabrio) en dichas pinturas. El análisis químico de algunas de éstas en la comarca de Almadén así lo demuestra, pues sólo ha dado siete partes por millón (7 ppm) de mercurio.
    Saludos cordiales,
    Ángel Hernández Sobrino
    ahsobrino@terra.es

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