domingo, 11 de noviembre de 2012

Las lluvias apagan la sequía


            Ha vuelto un otoño lluvioso, como los de antaño; los dos últimos grandes episodios lluviosos, (1996-97 y 2009-10) tuvieron lugar al final del otoño y principios del invierno. Pero antes, las lluvias de toda la región central ibérica, salvo el Sistema Ibérico que es uno de los pocos lugares de España con la precipitación más regularmente repartida a lo largo de las estaciones, tenía dos épocas álgidas, una principal a mediados del otoño y la otra a mediados de primavera. Desde los años setenta parece que esa pauta ha ido mudando, retrasando esos máximos cerca de un mes y aumentando la irregularidad de las lluvias.

Antes de acabar septiembre el cielo se llenó de nubes preñadas

            Por fin llegaron las lluvias, más  vale tarde que nunca, pero llegaron, volviendo a hacer verdadero el refrán de septiembre, “o seca las fuentes o se lleva las puentes”; y este año se ha cumplido pero en ambos extremos, pues empezó secando fuentes, lagunas, ríos e incluso muchas encinas y, desgraciadamente, atizando importantes incendios forestales. Septiembre acabó con una semana de más de ochenta litros de lluvia y temperaturas que corrigieron una media mensual que se inclinaba hacia África.


            No ha sido este duro verano quien ha secado esas encinas, sino todo el año hidrológico previo y algunos meses más, pues desde mayo de 2011, solamente han levantado cabeza los meses de noviembre de 2011 y abril de 2012, todos los demás han estado muy por debajo de sus medias de precipitación salvo, como es lo normal, el seco verano.

Un alto porcentaje de encinas, en laderas pedregosas, no han resistido esta última sequía

La media de lluvia anual en Ciudad Real, y por extensión de toda la meseta sur, está en el entorno de los 425 litros por metro cuadrado, más húmedo en sus bordes extremeños y mas seco hacia oriente, hasta que la influencia del Sistema Ibérico o las Subbéticas incrementan la precipitación. Este año hidrológico (2011-2012) se iba a ver mermado en un 35% de no ser por los últimos días de septiembre en los que cayeron más de 80mm., (más de 60 en un solo día); situando dicho déficit en solo algo más de un 20% en Ciudad Real. Otras áreas cercanas como la Cuenca de Madrid han quedado cerca de la mitad de lo habitual (vegas del Tajo y Jarama en torno a los 200mm.).


En abril, Santiago Sardinero de la Universidad de CLM en Toledo, nos mostró las labores  de restauración botánica que llevan a cabo en unas antiguas canteras de cemento en Yepes, en el extremo noroccidental de la Mesa de Ocaña. A pesar del ingente trabajo de su equipo, el éxito de las plantaciones se vio muy perjudicado por la sequía y sus efectos colaterales en forma de arrase por parte de los conejos. Solamente las plantas más duras y vulnerantes han tenido algún éxito (aliagas, tomillos, efedras, etc.). El destrozo ha sido grande y nos contaba lo difícil que era explicar y mostrar todo eso a la empresa (Lafarge) que pone el dinero para dicha restauración.

Examinando especies en la restauración de las canteras de Yepes

A pesar de todo y gracias a la dedicación y trabajo extra de ese equipo, el paisaje se va naturalizando estableciéndose gradualmente, una vegetación más parecida a la de las áreas poco alteradas del entorno. Santiago nos mostró también que las especies arbóreas y arbustivas con la sequía, no solo crecen poco, sino que pueden retroceder, ir secando ramas desde sus extremos hacia dentro, llegando incluso a secarse. Nos mostró claros ejemplos en el terreno, como coscojas que habían retrocedido más de un palmo, espinos negros que apenas tenían hojas e iban secando puntas o ramas. No se lo que pasaría después con el fin de primavera y verano tan duro que siguieron.

Espino negro y coscojas secando parte de sus puntas y ramas por la sequía

La problemática general en todo el centro peninsular ha sido que tras dos años espléndidos en precipitaciones se disparó la población de conejos y jabalíes, de acuerdo al aumento de sus recursos alimenticios; luego llegaron las vacas flacas, faltó comida y sobraban comensales. Se propaló la idea de “plaga de conejos”, los cazadores consiguieron permisos para descastes en época de veda y cupos superiores en época de caza, usualmente esas cacerías se dieron mucho más en  cotos de monte que en terreno agrario que era lo que se pretendía proteger. Más que el clima, la causa del exceso hay que buscarla en su combinación con el excesivo “control de depredadores” que hace difícil ver alguna rapaz conejera por estas regiones.

Los mejores pastos entre el monte de nuestros campos arrasados por los jabalíes

Muy al contrario, la plaga de jabalíes que está destrozando multitud de campos, abiertos o vallados, se ha considerado como “un buen año de jabalíes”. Ahora con el paso de los meses, al menos los conejos han vuelto a sus números normales, lo que ha mostrado como la naturaleza se autorregula sin necesidad de orgías venatorias.

A pesar de la sequía previa el otoño luce sus galas cerca de Sierra Morena

Espero que ahora comience un cambio de ciclo, pues como ha quedado demostrado este incendiario verano, nuestra naturaleza no puede aguantar muchos años como este, ni a unos políticos y gestores como los nuestros. Para más señas baste decir que más que una sequía, lo que hemos pasado es un año seco. La última sequía “normal” fue la de los primeros noventa que acabó a finales de noviembre de 1995.

El Fresnedas se enfrenta a Sierra Morena llevándose los sedimentos manchegos hacia Doñana

Entonces en Madrid se prohibió el llenado de piscinas y el riego de jardines y estuvimos al borde del racionamiento, desde entonces Madrid, casi ha duplicado su superficie de áreas residenciales extensivas, con sus jardines y piscinas, y ha triplicado su número de campos de golf. Si tuviésemos que vivir una situación pluviométrica como la de esos años y, tarde o temprano, habremos de vivirla, que dios nos coja confesados. De los últimos quince años solo ha habido uno verdaderamente “malo”, el 2005 y también fue como este último, con sus hielos invernales y su escasez de lluvias que no llegó ni a los 200mm; aunque 2011-12 no haya sido tan seco, el contraste con los generosos años previos ha sido muy duro.

El Guadiana, crecido por el Jabalón, ocupa lo que debería ser Dominio Público Hidráulico

Uno de los motivos que a modo de prueba me hacen barruntar un otoño-invierno lluvioso, como pude comprobar en los últimos  periodos lluviosos: (1996-97 y 2009-10), es la forma de los hormigueros, si son altos y sus entradas tienen forma de chimenea, es que las hormigas ven peligrar sus hormigueros y elevan su nivel de entrada por encima del suelo.  Estos inicios de octubre estoy viendo así la mayoría de ellos.

Hormigueros con sus entradas sobre-elevadas en previsión de lluvias

Tras muchos años dedicándome a esto, he comprobado que tal como empiezan los otoños, así se comporta el año hasta finales de invierno, por lo que he visto la certeza del refrán que dice: “la luna de octubre siete lunas cubre”, este octubre de 2012, el plenilunio tenía lugar en medio de una semana lluviosa, lo que significaría un otoño-invierno lluvioso. Y otro de los motivos, sin duda el más objetivo, son las ganas que tengo de que se repitan lluvias como las vividas hace un par de años. Años en que la gente salía al campo a ver como iban los arroyos creciendo para ríos, como se desembalsaban los pantanos, como se llenaban las lagunas, incluso como se formaban grandes socavones y hundimientos en el usurpado cauce del Guadiana, y como los ríos salían de sus artificiales y rectilíneos canales en lo que los hemos convertido, para ocupar sus amplias y sinuosas vegas.

El Jabalón muestra sus escrituras al que le calzó encima un viñedo

En estos inicios del otoño espero con ansiedad los primeros síntomas del cambio de ciclo, también es que cada año los veranos me parecen más largos, de casi cinco meses a costa del otoño y de la primavera. Tal es el cambio que ahora acontece que en lo agrícola, el año empieza ahora, como también lo hace el año hidrológico (1 de octubre).

Campos saturados de agua por las últimas lluvias

Empecé a redactar esta entrada a primeros de octubre, pero se me fue de tamaño y decidí desdoblarla, dedicando una a las Flores de Otoño y esta otra sobre el clima. Ahora a nueve de noviembre hemos entrado de lleno en uno de los otoños más lluviosos de los registrados desde 1865 en el observatorio de Ciudad Real. Las lagunas se están llenando por momentos cuando este verano caducaron hasta las más persistentes de la zona. Algunos pantanos están desaguando y está este otoño como decía mi amigo Valentín,  “voy al campo y no sé, si ir a espárragos o a setas”, y doy fe que es cierto pues estoy viendo una buena cantidad de los “primaverales” espárragos y, encinas y arbustos están rebrotando.

Espárragos, encinas y muchos arbustos más han vuelto a rebrotar como en primavera

Empieza un otoño inesperado, de los que ya pensaba que era posible que no volviera a disfrutar y del que os daré cuenta en posteriores entradas. Como siga el otoño de esta guisa, sería posible hasta la soñada realidad de unos Ojos del Guadiana derramando sus lágrimas de alegría por el campo manchego.


Sin palabras

2 comentarios:

  1. .. elevan la altura de la entrada y esto las sirve para regular la ventilación del nido. Cuando llueve abren pequeñas aberturas a lo largo de galerías superficiales más bajas que la entrada del nido; el aire paralelo a la superficie aumenta la velocidad a mayor distancia de esta y así crean una diferencia de presión entre las ventanas a distinta altura del suelo, controlando la ventilación y por tanto la evaporación de humedad.
    (Explicación a las chimeneas de los hormigueros en http://es.wikipedia.org/wiki/Messor_barbarus)

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  2. La última foto es genial!!! Y es que somos unos zotes, no aprendemos, no doy un duro porque en el futuro se actúe de forma racional...
    Enhorabuena por la entrada, aleccionadora como todas.
    Saludos

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