martes, 30 de enero de 2018

Amable, el Señor de los Tejos


     Se nos ha ido Amable, Mable de Melendreros en el concejo de Bimenes, a los pies del Peñamayor. Como esta imponente montaña, su maravilloso recuerdo permanecerá para siempre entre todos destacando en el horizonte. Gracias Amable por haber existido, ha sido un verdadero placer haberte conocido.

El Peñamayor mostrando, en tonos oscuros, sus bosquetes de tejos y acebos

Amable es (en presente, porque nunca se nos irá), una persona normal, como deberíamos ser todos y todas, correcto, generoso, simpático, protector e inteligente. Aparte de ese carácter, tiene todo el saber acumulado durante sus casi 100 años de existencia, la experiencia de décadas de trabajo en las entrañas de la tierra, el haber encajado una guerra (en Asturias fueron dos) y, sobre todo, un profundo amor por la naturaleza.


    Amor que enfocó hacia la plantación y cuidado de miles de árboles, siendo el de su predilección, el tejo, el “texu” que en Asturias, como en otros muchos lugares ibéricos, tiene la magnificencia de árbol sagrado, venerado o al menos, admirado por todos, llegando a ser el árbol bajo el que se hacían los consejos locales y se tomaban las decisiones comunales que como decía Amable, “lo que se acordaba bajo texu, era sagrau”.


A pesar de aparecer ante sus vecinos como una persona fuera de lo normal, por la “excentricidad” de su entrega y defensa de los árboles en su pueblo, nunca cejó en su empeño y hasta hace muy poco, cuando ya sus piernas empezaron a reclamarle un poco de tregua, dejó de ir a visitar “sus” tejos del Peñamayor, de las casas vecinas o del pueblo donde él los hubiera plantado. Pero en Melendreros y todo Bimenes, todos le querían y muchos le pedían tejos, para sus casas o sus mayadas en el monte. Ahora muchos podrán presumir que su tejo se lo plantó Amable, el Señor de los “texus”.

Foto que le tomó su sobrina Susana, hace más años, cuando estaba tan ágil como temerario

      Amable sabía que con la plantación de un tejo no acaba el asunto, plantar un árbol es encargarse de él, garantizar su buen crecimiento y su futuro, como si de los hijos que no llegó a tener se tratase. Incluso visitaba periódicamente casi todos los tejos del Peñamayor, hasta los más remotos o aquellos colgados de barrancos, a los que accedía con tanta pericia como temeridad, a pesar de su edad. 

Observando un acebo ya irrecuperable por la presión de los herbívoros

     Llevaba un estricto seguimiento de los tejos y también buscaba la existencia de plantones, cada día más difíciles de encontrar, debido a la apetencia de la fauna salvaje por ellos y que en Peñamayor que, como en otras muchas regiones ibéricas, ha crecido de forma exponencial, para gusto de cazadores y desgracia de la vegetación.
      
En su casa con familiares y amigos

      La simpatía y la gracia de sus bromas, de sus historias vividas o sabidas, su trato con todos, niños o mayores, paisanos o forasteros, trajeados o barbudos, era francamente envidiable. Hoy nos queda su ejemplo que sin duda perdurará. 


     Hace años leí un libro que casi haría de obligatoria lectura en los colegios, “El Hombre que Plantaba Árboles” del francés Jean Giono, escrito en 1953 y que a día de hoy sigue siendo un éxito de ventas. Si este hombre hubiese conocido antes a Amable, hubiera escrito, ahora basado en una historia real, “El Hombre que Plantaba Tejos”.

Una buena cerca y un lugar donde nunca va a molestar a nadie. Un tejo más

    Escuchándole enseguida se comprende que ha tenido una vida plena. Entró en la mina por debajo de la edad legal permitida, jugándose su trabajo, el de su padre y el del capataz que se lo permitía, y salió de ella premiado por la cantidad de años trabajados y con otro premio indeseado, una silicosis de la que gracias a su vida sana, rioja incluído, y a sus caminatas por Peñamayor, ha ido superando para sorpresa de todos, pues esa enfermedad no es de las que se torea fácilmente. 

Quizás por afinidad de edades Amable vigilaba y seguía los tejos más viejos o enfermos

        Amable tiene una mirada relajada, intensa y comprensiva que hace honor a su nombre, una mente prodigiosa que mima sus recuerdos, relata artículos y lecciones del código militar de sus años de guerra civil, sabe los nombres de casi todos los que le trataron, el lugar donde se encuentra cada tejo, los nombres de la topografia, de las majadas y de sus dueños. Sólo lamentaba el día en que no le permitieron seguir conduciendo y cazando. Se ve que su vida ha estado, como él dice del ensamblaje de las cosas de la naturaleza, “muy bien armada”.

Posando con las visitas en la puerta de su casa

      Si alguien merece un homenaje y el reconocimiento público, sin duda es Amable, por su forma de ser, por su labor continua, callada y desinteresada desde hace tantos años. Dios sabe que no es por él, pues hace años supo de sus tareas Ignacio Abella, el autor de tantos buenos libros sobre plantas y árboles, y le dio a conocer a otros amigos y compañeros que desde entonces no dejaron de acudir periódicamente a Melendreros a ver a Amable y, a ser posible, dar un paseo con él para ver los tejos de Peñamayor.

En la cumbre del Peñamayor

     Una molestia repetida, a veces a deshora, pero a todos nos atendió cortésmente y, a pesar de sus años y salud, casi siempre había excursión o una jugosa charla. De no ser por Ignacio, probablemente, solo sus vecinos sabrían de su callada pero tenaz labor de pastor de árboles, tarea que hubiera sido igual de ejemplar y perdurable, pero no tan conocida y admirada como ahora es el caso.
      
En un homenaje que le ofrecieron algunos amigos de los tejos, aquí entre dos de ellos

      Desde varias organizaciones - TREPA (Trabajadores Especializados en Poda y Arboricultura), Amigos del Tejo, ARBA (Asociación de Recuperación del Bosque Autóctono),...y amplificado radiofónicamente por programas como El Bosque Habitado de Radio 3 o Reserva Natural de Radio 5, y de manera coordinada con el Ayuntamiento de Melendreros, encarnado en su buen alcalde que ha conseguido los terrenos para la plantación - se lleva trabajando varios meses en la realización de un merecido homenaje público a esta persona que tanto ha trabajado desinteresadamente por el bien y la salud de todos, porque plantar y trabajar por los árboles es una de las mayores demostraciones de fe y esperanza en el bien y el futuro de la humanidad. 
      

      El homenaje va a consistir en la plantación de un bosque de 97 tejos, uno por cada año de Amable que, en una muestra final de humildad, ha preferido no asistir a un acto en el que él iba a ser el protagonista absoluto. Él siempre admiró a las personas valientes, pudo ver las injusticias de la vida, la mina, la guerra o la brutal posguerra, con dramas demasiado cercanos a él como el del Pozo Funeres, a cuya sima bajó y que sigue siendo un lugar señalado de la represión franquista en esta tierra.

Homenaje a los arrojados al pozo Funeres en la posguerra

    No sé cómo se hubiera sentido al verse tan protagonista, seguro que ruborizado o algo avergonzado, después de haber conocido tanto de lo bueno y lo malo, y tantas personas que seguro que hubiesen merecido homenajes, según él, más merecidos que el suyo.
      
Al pie del pegoyón de Anés

      Por su puesto que el homenaje se va a realizar igualmente, quizás con mayor motivo, además se trata de dar a conocer al mundo la existencia de personas como Amable que calladamente, en el día a día, no hacen sino trabajar por los demás, por el bien común, por creer en el futuro, por mantener lo mejor de nosotros y lo mejor de nuestra naturaleza, en este caso simbolizado en el tejo, el árbol sabio y viejo, el árbol codiciado hasta su casi extinción, el árbol que ahora está curando nuestros cánceres, el árbol que como Amable, nada pide y mucho da.


      Para el apoyo económico de este homenaje, aparte de la gran ayuda del ayuntamiento, se creó una cuenta para recabar el dinero voluntario, en la plataforma Kukumiku, para la compra de una buena cerca, fundamental para mantener a la caza mayor, lejos del codiciado ramón de tejo. Desde aquí convoco a todos los que puedan acercarse el día 3 de febrero, a la Campabaxera en L’Escobal de Bimenes. Última hora: cambio por previsión de nevadas el 3, se pasa al sábado 17 la plantación y domingo 18 de Febrero, subida a ver el texu de Paragües, su preferido.


     Va a ser una fiesta como Dios manda, se va juntar lo mejor de cada casa, se va a comer y a beber, a bailar y a disfrutar, por supuesto, después de trabajar codo con codo, con las gentes de Bimenes en perpetuar el recuerdo a esta persona tan ejemplar y admirable.


      Amable, siempre contigo, siempre entre nosotros. Siempre que vea un tejo, me va a llegar el recuerdo de tu ejemplo y tu buen vivir.
      Gracias a todos los que han colaborado para que este homenaje haya sido posible: Nati, Aitor, Susana, Tino, Ignacio, Carlos, Viveros Alborada…y tantos otros amigos del tejo. También gracias por las fotos cedidas o "prestadas" de Carlos e Ignacio.
      

Una última llamada de atención: el tejo lo lleva mal en toda España, pero mucho peor fuera de las montañas del norte. En los Montes de Toledo se va acercando a la extinción, a pesar de los muchos que había, sin que nadie haya puesto el grito en el cielo. En la cabecera del Estena son decenas los tejos venerables que han sucumbido a la sequía, cuando prácticamente no existe el menor relevo generacional, dado el excesivo número de venados, jabalíes y corzos de esos “exclusivos” latifundios cinegéticos. Solo con el apoyo e iniciativa de personas individuales, no se puede conseguir que el tejo resista. Este es solo el principio de una larga lucha.

Como los frutos de ests "teja", así de fructífera ha sido la vida de Amable

Epílogo: la plantación fue todo un éxito. Esta es la reseña que escribió Ignacio Abella: recomiendo leer con la música de Xuaco Amieva de fondo. https://youtu.be/a94KYjnU5KI   

"Loas amantes del bosque van al cielo que quieren, al Hell o al Valhalla, según sus preferencias. Pero algunos deciden quedarse en el planeta Tierra, que se encuentra justo en el centro del universo conocido, y sus átomos se funden en aroma de hojarasca, en deliciosa pulpa de arilo, o en el murmullo del agua. Mable seguirá aquí de mil modos distintos y sus amigos y admiradores le hemos rendido un homenaje. 

Comenzó este 17 de enero con la plantación de 97 tejos en Campabaxera, (Bimenes), en cumplimiento del sueño de Tino (Agustín Dominguez) y Begoña Quintanilla, que quisieron manifestar de este modo su agradecimiento a nuestro viejo maestro y casi consiguieron que fuera aún en vida. No pudo ser pero igualmente se plantaron los árboles con la participación de muchos niños y mayores que pese al mal tiempo se atrevieron... Se abrió el cielo en el momento justo para disfrutar de un sol radiante en un paraje que no podía ser más hermoso. Después de la plantación Xuaco Amieva entonó sobre el túmulo de Cotina (más conocido como de Campabaxera), el Canciu'l texu que nos estremeció hasta la raíz y luego una danza prima en torno al mismo túmulo que giraba en un gran círculo (y parte de otro). 360 grados con los ojos empañados, las manos enlazadas y un círculo de montañas nevadas, mucho más amplio, nos rodeaba llegando hasta el mar. 
La emoción no cabía ya en el pecho cuando la familia, descubrió la placa de gratitud a Mable, el abuelo y amigo de todos.
Por la tarde tuvimos ocasión de aprovechar el encuentro y acudir a la magnífica charla que nos dieron los amigos de Resforestacción.

Al día siguiente, ayer domingo, terminamos de despedirnos en el lugar que Amable había pedido. El texu paragües, a partir de hoy, el Texu de Mable. La familia y los amigos hemos perdido a este personaje único e irrepetible, pero, a partir de hoy entra a formar parte de nuestra leyenda, perenne y casi perpetua como su árbol. También hemos disfrutado de este último regalo del maestro, el encuentro de todos los que lo queremos.

Y os copio el texto de Barjavel que leímos a pie de texu y que algunos habíais pedido:

El cuerpo de Mable había desaparecido. Se había fundido en la foresta, confundido con ella. Se había convertido en madera viva, cortezas, raíces, hojas verdes y hojas muertas, semillas germinadas, savias ascendentes... Estaba en todos los árboles, de todas las edades y todos los tamaños, en sus ramas y en sus hojas, en sus frutos y en sus yemas. La bendición pacífica del bosque y su fuerza sin límites le impregnaban y él colmaba el bosque con su comprensión, su gratitud y su amor.

Un abrazo grandeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee como el de Amable a su texu"
                                  Ignacio

PD. Agradecimientos a los que pudisteis venir y a los que no, a Tolo, Loli, Susi y toda la familia, a Xuacu Amieva y Ana López, a María José Parejo y al bosque habitado que estaban todo el tiempo en la onda, a Mercedes y Rosa a las que echamos mucho de menos, a Carlos Luengo por su coordinación y organización, a Sergio, Nati e Iván, a Javi y Juan, Bea, Marco, Yetza, Gonzalo, a Chema, Nacho, Carlota y Bambú, a las organizaciones TREPA, ANA, Amigos del Tejo y las Tejedas, ARBA, Reforestacción, Micorriza, Enraizarte, La Fontanina, El conceyu del texu, Mavea y todos y todas las demás (y perdón por no seguir nombrandooossss).

Enlaces:
www.kukumiku.com/proyectos/plantacion-del-bosque-amable/
memoriadelbosque.blogspot.com
texu-wordpress.com
mistexos.blogspot.com
www.arba-s.org/ El libro del Tejo
http://almanaquenatural.blogspot.com.es/2011/09/amable-y-los-tejos.html
 http://almanaquenatural.blogspot.com.es/2013/11/paseo-con-amable-y-visita-redes.html
http://www.elcomercio.es/asturias/siero-centro/bimenes-llora-mable-20180119003604-ntvo.html
http://www.lne.es/centro/2015/02/22/bimenes-aporta-tejo-asturias/1716850.html
www.lne.es/centro/2018/01/18/muere-97-anos-mable-plantador/2224262.html

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